17 nov 2008

Por falta de políticas públicas y recursos
La decadencia del barrio Brasil
Pasó de ser un tranquilo barrio para la aristocracia chilena, para transformarse en un centro del carrete universitario, con abundante delincuencia y jarana. Su identidad ha ido desapareciendo con el tiempo, la falta de recursos e interés han logrado que el lugar no cuente con la elegancia de antaño.

Otrora hogar de la aristocracia, el barrio Brasil ha existido como tal desde mediados del siglo XIX. Caracterizado por tener un rico patrimonio arquitectónico, está compuesto de antiguas casas señoriales, que hace no demasiados años eran el orgullo del lugar. Antiguamente era un sector meramente residencial, pero se fue transformando de manera paulatina en un sector mayoritariamente comercial en el cual conviven tiendas de repuestos para autos, bares, restoranes y sedes universitarias, además de algunos bazares y lugares culturales. Esta y otras transformaciones, que a simple vista deberían traer solo beneficios han sido, en parte, la perdición del sector.

Una serie de factores han contribuido a que el barrio alcance una decadencia indigna de un lugar con tanta historia. Sus grandes casas y cités cuentan con un notorio deterioro, el cual no puede ser subsanado por los residentes, quienes hace rato ya no son parte de la clase aristócrata, por el contrario son en su mayoría gente trabajadora, que no cuenta con grandes lujos, ni los recursos para pagar la restauración de un edificio. –Es fome, deberían arreglar las construcciones. Ahora se ven horribles por que nadie las cuida y dejan que se desarmen enteras, eso les mata la estética. La gente no se preocupa de mantener su barrio como la gente. Además la municipalidad no muestra interés alguno por conservar el entorno. Lo único bonito que hay es la plaza, pero se está llenando de flaites y borrachos, gracias a los bares de acá –dice la señora Clara, vecina del sector hace más de veinte años.

Alrededor de la plaza y el barrio en general se han instalado decenas de bares y pubs en las antiguas casas señoriales, que ahora sirven de locales, este cambio se ha acelerado en los últimos diez años. También han hecho aumentar al flujo de gente que se pasea por el sector y como consecuencia, los niveles de criminalidad y vandalismo han aumentado de gran manera, esto se nota en la fachada de muchos edificios, que están destruidos y rayados por doquier. Los asaltos y lanzazos han aumentado se han hecho comunes, por lo que se ha creado un clima de inseguridad que se nota al atardecer, de hecho algunos locatarios han decidido cerrar sus negocios antes para no ser victimas de la delincuencia.
–Hay mucha delincuencia acá ahora, hay gente que viene sólo a asaltar. Después de las ocho, se pone difícil la cosa y te pueden robar. Es una lata que ocurra esto en un lugar tan bonito como este, pero nosotros (vigilancia de la comuna) no podemos hacer mucho, solo intentar prevenir, pero la seguridad es tarea de carabineros.
Lo que pasa es que todo ha cambiado mucho, antes eran todas casas de gente de familia, pero muchas se han transformado en locales –cuenta Jorge Vásquez, encargado del puesto de la Dirección de seguridad e información en Plaza Brasil.

El problema de fondo que afecta al sector, es la falta de políticas públicas. Antiguamente la municipalidad de Santiago, a través de la Corporación para el desarrollo de Santiago, se encargaba de renovar y pintar las fachadas de los edificios antiguos, además de cuidar otras cosas como la iluminación de barrios como Brasil, esto se dejó de hacer debido a falta de recursos. –Ahora solamente asesoramos a la gente que quiere mantener sus casas o edificios, el trabajo profesional no se cobra y ellos solamente pagan los maestros y los materiales. Tambien los ayudamos a gestionar créditos para que lo hagan –dice Priscila González, coordinadora del programa de renovación y desarrollo de barrios de la corporación, quien acepta que hay falencias en el sistema. –Faltan recursos del gobierno central, estas cosas se dejaron de hacer a cuenta nuestra por que no hay dineros suficientes. Al parecer la municipalidad tiene otras prioridades que necesitan más atención que esto.
Deberían haber más sectores para ser conservados, hay hartos edificios y construcciones interesantes –cuenta tranquila.
También explica que el patrimonio se usaba más que nada para la restauración de viviendas sociales, como cités o pasajes donde vivía mucha gente. Y que sólo los monumentos nacionales son arreglados de manera integra por el estado, pero esto debe ser decretado por el Concejo de monumentos, luego de que las propuestas pasen por una postulación, en la cual solo pocos lugares o edificios son aceptados.

Es una lástima que algunos lugares históricos de Santiago sean dejados de lado así como así. Al parecer el panorama del barrio Brasil seguirá igual, por bastante tiempo. Hasta que se den cuenta que está sumido en la decadencia.

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